Archivo mensual: May 2018

Los días que no se nombran. Antología Personal 1958-2010 (2014), de José Emilio Pacheco (1939 – 2014)

JEP

Foto: R.B (Juntalibros)

 


De algún tiempo a esta parte

I

Aquí está el sol con su único ojo, la boca escupe fuego que no se hastía de calcinar la eternidad. Aquí está como un rey derrotado que mira desde el trono la dispersión de sus vasallos.

Algunas veces, el pobre sol, el heraldo del día que te afrenta y vulnera, se posaba en su cuerpo, decorando de luz todo lo que fue amado.

Hoy se limita a entrar por la ventana y te avisa que ya han dado las siete y tienes por delante la expiación de tu condena: los papeles que sobrenadan en tu oficina, las sonrisas que los otros te escupen, la esperanza, el recuerdo… y la palabra: tu enemiga, tu muerte, tus raíces.

 

 

II

El día que cumpliste nueve años, levantaste en la playa un castillo de arena. Sus fosos comunicaban con el mar, sus patios hospedaron la reverberación del sol, sus almenas eran incrustaciones de coral y reflejos.

Una legión de extraños se congregó para admirar tu obra. Veías sus panzas comidas por el vello, las piernas de las mujeres, mordidas por cruentas noches y deseos.

Saciado de escuchar que tu castillo era perfecto, volviste a casa, lleno de vanidad. Han pasado doce años desde entonces, y a menudo regresas a la playa, intentas encontrar restos de aquel castillo.

Acusan al flujo y al reflujo de su demolición. Pero no son culpables las mareas: tu sabes que alguien lo abolió a patadas –y que algún día el mar volverá a edificarlo.

 

 

III

En el último día del mundo – cuando ya no haya infierno, tiempo ni mañana – dirás su nombre incontaminado de cenizas, de perdones y miedo. Su nombre alto y purísimo, como ese roto instante que la trajo a tu lado.

 

 

IV

Suena el mar. La antigua lámpara de alba incendia el pecho de las oscuras islas. El gran buque zozobra, anegado de soledad. Y en la escollera herida por las horas, de pie como un minuto abierto, se demora la noche.

Los seres de la playa tejieron laberintos en el ojo del náufrago, próximo a ser oleaje, fiel rebaño del tiempo. Alga, litoral verde, muchacha destruida que danza y brilla cuuando el sol la visita.

 

 

V

De algún tiempo a esta parte, las cosas tienen para ti el sabor acre de lo que muere y de lo que comienza. Aspero triunfo de tu misma derrota, viviste cada día con la coraza de la irrealidad. El año enfermo te dejó en rehenes algunas fechas que te cercan y humillan, algunas horas que no volverán pero que viven su confusión en la memoria.

Comenzaste a morir y a darte cuenta de que el misterio no va a extenuarse nunca. El despertar es un bosque de hallazgos, un milagro que recupera lo perdido y que destruye lo ganado. Y el día futuro, una miseria que te encuentra solo: inventando y puliendo tus palabras.

Caminas y prosigues y atraviesas tu historia. Mírate extraño y solo, de algún tiempo a esta parte.

De “Los elementos de la noche” (1963)


El reposo del fuego (1966)


 

No me preguntes como pasa el tiempo

En el polvo del mundo se pierden ya mis huellas

 Me alejo sin cesar

 No me preguntes como pasa el tiempo.

 Li Kiu Ling traducido por Marcela de Juan

 

Al lugar que fue nuestro llega el invierno

y cruzan por el aire las bandadas que emigran.

Después renacerá la primavera,

revivirán las flores que sembraste.

Pero en cambio nosotros

ya nunca más veremos

la casa entre la niebla.

 

De  No me preguntes cómo pasa el tiempo(1970)


 

A quien pueda interesar

Que otros hagan aún

el gran poema

los libros unitarios

las rotundas

obras que sean espejo

de armonía

A mí sólo me importa

el testimonio

del momento que pasa

las palabras

que dicta en su fluir

el tiempo en vuelo

La poesía que busco

es como un diario

en donde no hay proyecto ni medida

De Irás y no volverás (1973)

 


Horas altas

En esta hora fluvial

hoy no es ayer

y aún parece muy lejos la mañana

 

Hay un azoro múltiple

Extrañeza

de estar aquí de ser

en un ahora tan feroz

que ni siquiera tiene fecha

 

¿Son las últimas horas de este ayer

o el instante en que se abre

otro mañana?

 

Se me ha perdido el mundo

y no sé cuándo

comienza el tiempo

de empezar de nuevo

 

Vamos a ciegas en la oscuridad

Caminamos a oscuras

en el fuego

De Islas a la deriva (1976)


 

Desde entonces

Hubo una edad (siglos atrás, nadie lo recuerda)

en que estuvimos juntos meses enteros,

desde el amanecer hasta la media noche.

Hablamos todo lo que había que hablar.

Hicimos todo lo que había que hacer.

Nos llenamos

de plenitudes y fracasos.

En poco tiempo,

incineramos los contados días.

Se hizo imposible

sobrevivir a lo que unidos fuimos.

Y desde entonces la eternidad

me dio un gastado vocabulario muy breve:

“ausencia”, “olvido”, “desamor”, “lejanía”.

Y nunca más, nunca más, nunca, nunca

De Desde entonces (1979)


 

Volver al mar

 

Sombra

de los alcantilados en el mar

o mancha ondulante

de pez, de ave o de piedra.

Nada se mueve bajo el sol si el mar

es la inmovilidad del movimiento.

Y desde que empezó a ser mar

y perdió su planeta

está insistiendo con las mismas olas

en su plegaria plañidera

que de repente se transforma en la furia,

el tormento de la tormenta.

 

Este pedazo del inmenso mar

para mí es todo el mar

o como si lo fuera,

porque siempre regreso a verlo.

Y cuando pienso en mar

dentro de mí se forma esta imagen.

Quiero decir:

lo llevo tan dentro

que su rumor es como el caudal de la sangre.

Y desde mi subjetividad deleznable,

el mar se habrá cambiado en desierto

cuando ya no esté aquí para mirarlo y amarlo;

cuando mi ceniza

arda por un instante en la espuma rota

y de nuevo sea

átomo de la nada o de la vida invencible

en la totalidad del océano unánime.

De Los trabajos del mar (1983)


 

Miro la tierra (1987)


 

 

Live Bait

 

1

 

¿Cuántos minutos faltan todavía

para que descomience lo empezado?

 

Live bait: letras de neón en la noche.

Rumor de arroyo y cascada.

Olor a comida.

Sólo este idioma

distingue cruel entre un pez y un pescado.

 

Live bait:

grandes campos de fango y entre el lodo

se multiplican las lombrices.

Cavan (y no lo saben) para airear la tierra.

Viven (y no lo saben) para servir de carnada.

 

Aquí venden lombrices por docena.

Jack Köning da un trago a su licor (mortal)

y fuma su tabaco (mortífero).

 

Live bait: las letras que se encienden y apagan,

ocultan y descubren nuestra efímera cara.

 

2

 

“Pago lo que me como y la pocilga en que vivo

recogiendo lombrices”, dice Jack Koning.

“Mil por hora, hasta diez mil algunos días.

Pobres agusanadas color carne.

 

Mejor no hablar de lo que me

recuerdan cuando se agitan

en las bolsas que cubro

de aserrín para absorber lo viscoso

de mis amigas, mis servidoras, mis víctimas.

Soy como ellas: el patrón me deja

tan sólo diez centavos de la docena

que él vende a tres veinticinco.”

 

Live bait: carnada viviente.

Prosigue Jack: “Hay dos clases:

Bloodworms, que no valen mucho

por su abundancia, y Nightcrawlers.

 

la aristocracia en su género”.

(Bloodworms: gusanos de sangre.

 

Nightcrawlers: los que reptan de noche.)

 

3

 

El doctor Job y el doctor Freud

desde la tumba aplauden a

este maestro de vida.

 

Koning resume

sus enseñanzas y experiencias

al llamarnos así: gusanos de sangre

que se afanan y reptan por la noche.

 

Y eso que las lombrices no hacen la guerra,

no hablan de amor

ni destruyen el mundo para ser ricas y fuertes.

Los peces no torturan.

No cobran nunca

intereses sus bancos.

Como son mudos

nunca aprendieron a mentir y engañar.

 

Y las lombrices no traicionan

a nadie ni se creen nada.

No se sabe que opriman a otras lombrices.

Clavados en el anzuelo y también agitándonos,

todos nosotros esperamos, live bait,

que muerda el pez y moriremos unidos.

El enemigoaliado, verdugovíctima.

Qué solidaria es la derrota.

Qué mutualismo engendra la catástrofe.

Qué ocupación tan minuciosa

la del odiado en el odiante.

Alguien se beneficia con todo esto

y él a su vez será pescado por otro

–y tampoco lo sabe.

 

4

 

“Cavan el suelo en busca de frescura.

Sólo quieren vivir tranquilas.

Después de la lluvia salen a respirar y encuentran mi lámpara

y la cubeta que lleva a su prisión y exterminio

las lombrices incautas como las truchas.”

Incautas no nada más las lombrices y truchas.

Desde el punto de vista de otras galaxias

somos tal vez peces en el mar de aire, el

maraire; lombrices

que perforan la tierra, el planeta Tierra

 

5

 

Nadie se burle de los primitivos

pues no se dejan retratar para que no les roben el alma.

Los primitivos de esta era juzgamos dioses

a los gigantes invisibles

(destino, historia)

que se divierten pescándonos.

 

Yo (que soy tú si te engancharon mis líneas)

salgo de entre mi lodo o muerdo el anzuelo

que prometía placer o poder o consuelo o dicha

–o simplemente paz, olvido, nirvana–

y estoy aquí debatiéndome.

Cómo me han engañado. Qué tonto fui

al suponerme distinto de mis hermanas las lombrices

o de mi hermano el pez (el odiante:

lo que respiro a él lo asfixia).

 

Live bait, live bait: todos hijos

de nuestra inmisericorde Madre la Vida

que se alimenta de Muerte.

O de la Madre Muerte que se alimenta de Vida.

Una de dos o las dos son la misma

 

Live bait nosotros también,

los encarnados para ser carnada,

lombrices pensantes a quienes programaron con

lenguaje y conciencia para reflexionar en su desdicha

 

Y a pesar de todo esto aún creo en ti,

enigma de lo que existe:

horrible, absurda, gloriosa vida

que no cambiamos (ni en el anzuelo) por nada.

De Ciudad de la memoria (1990)


 

Nuevo orden

Lo acumulado se rebela en caos,

secuestro bajo la muchedumbre ingobernable

de papeles y objetos.

 

No hay que rendirse al pasado

sino echar por la borda el lastre.

 

Lo que fue hecho para frenar el instante

se transforma en cadáver de aquel instante.

 

Vivir ligeros, sin souvenirs, sin archivos.

Lo que ha sido se ha ido.

Ya se fue.

 

El mañana

vendrá como quiera y sin miramientos.

 

Sobre todo sin miramientos.

De El silencio de la luna (1996)


 

Memoria

No tomes muy en serio

lo que te dice la memoria.

 

A lo mejor no hubo esa tarde.

Quizá todo fue autoengaño.

La gran pasión

sólo existió en tu deseo.

 

Quién te dice que no te está contando ficciones

para alargar la prórroga del fin

y sugerir que todo esto

tuvo al menos algún sentido.

De La arena errante (1999)


 

La moda

La moda pasa de moda.

La desnudez sigue intacta

como al principio del mundo.

De Siglo pasado (2000)


 

Despoblación

Herida de hallar entre papeles destruibles una agenda remota: archivo muerto de los muertos, necrópolis de las ausencias y los afectos perdidos. La deshabitan personas de otras épocas y otros lugares. Unas cuantas siguen aquí a la distancia de algunas calles, un número telefónico o una dirección de Internet –pero en sitios que no volveré a ver, recintos adonde no hay retorno posible.

 

Entre tanta destrucción queda una parte edificante. En el zafarrancho general de la vida, en la guerra perpetua y la separación interminable, sobreviven, y nada puede ya borrarlos, el segundo de amor, el minuto de acuerdo, el instante de amistad. Basta para vivir agradecidos con esos nombres que no volveremos nunca a pronunciar.

De Tarde o temprano (Poemas 1958-2009)


 

La mayoría de edad

 

La mayoría de edad

no se alcanza por fecha de nacimiento

ni consta en los archivos oficiales.

Nos graduamos de adultos nada más

cuando alguien nos deja.

En plena juventud llega de pronto

el sabor de la muerte.

De Como la lluvia (2009)


 

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