«(…) si me pudieran demostrar que fui
vago, pero nunca he sido vago,
ni tampoco desastrado, no, exteriormente desastrado,
pero no interiormente, eso es lo que importa, no ser
desastrado interiormente, que el corazón y los pulmones
no sean desastrados, lo que no impide llevar una
vida desastrada, una vida totalmente desastrada y
desgreñada, una existencia envilecida, (…) » (Pág.40)
«(…) prepararme finalmente para mi mayor
empresa,
me preparo para mí mismo, todo esto no es más que
una preparación para mí mismo, (…)
las falsas traducciones de grandes ideas en mediocridad: las observaciones
de los gacetilleros sobre Dante y Edgar Allan
Poe: ¡Maldito onanismo!, (…)» (Pág.55)
«(…) cuando hemos encontrado a alguien con quien convivir, a menudo ocurre muy deprisa, siempre cuando creemos que no encontraremos ya a nadie, así pues, cuando volvemos a encontrar a alguien, actuamos como si lo poseyéremos, como si nos perteneciera, lo rodeamos de muros, de altos muros, de muros infinitamente altos, lo encarcelamos, cementamos su espíritu, sus sentimientos, querríamos matarlo: años más tarde ese alquien nos resulta indiferente: lo hemos olvidado, (…)» (Pág. 93)
«(…) todos se mueven sobre el abismo: pero una y otra vez alguno consigue arrojar a otro dentro: no se puede evitar ser arrojado dentro durante toda la vida, no se puede, sería una mentira, sería una desvergüenza, sería una imbecilidad,
es el abismo lo que nos mantiene a todos vivos, nada más que el abismo, (…)» (Pág. 109)
«(…) mi perro sabe que lo voy a matar, pero no lo sabe nadie más: nadie tendrá mi perro.» (Pág.124)