«Pero fíjate lo que te digo, sólo el que combate la oscuridad en su interior tendrá mañana un lugar propio en el sol.» (Lectura segunda, Los muleros, p. 56)
«¡Que el profundo crujido me recuerde otra vez que, el que soy, existe!» (Lectura cuarta, XII, p.91)
«Treinta y tres meses y más duró el Mal. Que llamaron al portalón del patio de los corderos. Y no se oyó voz de cordero más que bajo el cuchillo. Ni tampoco la voz del portalón más que cuando se doblegó entre las llamas finales para quemarse. Porque es mi pueblo el portalón y es mi pueblo el patio y el rebaño de corderos.» (Lectura quinta, El patio de los corderos, p.103)