Primer amor /  Первая Любовь (1860), de Iván Turguénev (1818-1883)

Foto:R.L

«Meditando más tarde sobre el carácter de mi padre llegué a la conslusión de que otras cosas le impedían pensar en mí y en la vida familiar. Amaba otra cosa y supo gozar de esa otra cosa plenamente. «Coge todo lo que puedas, pero no te dejes dominar. Ser dueño de uno mismo, ese es el truco de la vida», me dijo una vez.» (p.57)

«¡Oh juventud, juventud! nada te importa. Te parece poseer todos los tesoros del universo y hasta la tristeza te divierte, hasta la tristeza te es agradable. Eres engreida y soberbia. Dices: «ved, soy la única que vivo», y, sin embargo, tus días también pasan y desaparecen sin dejar rastros apenas. Todo lo que hay en ti desaparece, como la cera al sol, como la nieve… Y quién sabe si el misterio de tu encanto está no en la posibilidad de hacerlo todo, sino en la posibilidad de pensar que todo lo harás; está en que derrochas inútilmente las fuerzas que de todos modos no hubieses sabido emplear en otra cosa; está en que cada uno de nosotros piensa completamente en serio que ha sido un derrochador, que completamente en serio se imagina que tiene derecho a decir: ¡Lo que hubiera hecho si no hubiese desperdiciado mi tiempo!» (p.145)

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